A través de este Blog quiero dar a conocer uno de los muchos rincones maravillosos que tiene Galicia: ARZUA y animaros a que la visitéis. Para ello semana a semana os enseñaré los pequeños paraisos que esconde este pueblo.

Arzúa es un municipio que se encuentra enmarcado en el área central de Galicia, al sur de la provincia de A Coruña. Mas concretamente se sitúa a 39 Km de Santiago de Compostela y a 63 km de Lugo. La vida de Arzúa y su desarrollo, no sólo de la villa sino de todo el ayuntamiento e incluso de la comarca, están íntimamente ligados a la Ruta Jacobea, ya que esta constituye la décimo tercera parada del Camino de Santiago Francés. Arzúa esta formada por 21 parroquias cuyos nombres se recogen en la imagen superior, aldeas que os iré mostrando a lo largo de estos meses.


¿Qué visitar en Arzúa?

Arzúa le ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar de diversas áreas de recreo y de conocer la huella que la cultura romana y, en especial, la cultura jacobea han dejado en su territorio.

Por el territorio arzuano se reparten multitud de capillas e iglesias en las que aún se conserva parte da su antigua fábrica románica y los retablos que adornan sus altares proceden, cuando menos, del siglo XVIII. En cuanto a la arquitectura civil, Arzúa es también un paisaje rico en construcciones típicas de la zona, casas señoriales y, como no, edificios destinados a posada de peregrinos.

Áreas recreativas y de ocio

Una de las principales áreas recreativas de Arzúa es la que se construyó en el área del embalse de Portodemouros, que abarca los municipios de Santiso, Vila de Cruces y Arzúa. A través del Programa Leader de la Unión Europea se ha conseguido que este área se convirtiese en un espacio de animación deportiva, a través del Espacio Rural ADER, y que en él se puedan practicar distintas actividades náuticas y de contacto con la naturaleza.


Arzúa cuenta además con el área recreativa de Ribadiso, que acoge la playa fluvial del río Iso, el área natural de A Fontesanta y el robledal en que se celebra la romería de A Mota.


Patrimonio religioso

Sin duda, que la Ruta Jacobea cruce de este a oeste el territorio arzuano es la principal causa de la existencia del patrimonio religioso del ayuntamiento. En las proximidades del Camino de Santiago se levantó en el siglo XIV un convento de monjes agustinos del que hoy se conserva su capilla, la capilla de A Magdalena que, aunque la mayor parte es de mampostería popular, mantiene elementos de cantería que revelan su origen románico.


Otras capillas que merece la pena destacar son la de A Mota (situada en el robledal que acoge la fiesta homónima), la de A Fontesanta (que tiene como principal trazo singularizador la carencia de campanario y que también acoge una romería durante el mes de agosto) y la de San Paio de Burres. Ésta la mandó levantar en el siglo XVII don Domingo de Cea a su regreso de Cuba; es de planta rectangular y tiene un soportal pequeño de mezcla entre piedra y madera y un retablo mayor de estilo rococó.

En cuanto a las iglesias, las de mayor interés arquitectónico y artístico son las parroquiales de Dombodán, Lema, Burres, Branzá, Castañeda y Boente. Las cinco primeras fueron levantadas durante el siglo XVIII y alguna de ellas terminó de construirse, bien en el siglo XIX bien en el siglo XX.

San Cristovo de Dombodán aún conserva su portada en cantería, igual que San Pedro de Lema, pero realizada la primera en estilo barroco compostelano. De estilo barroco es también el retablo mayor de Santa María de Castañeda y el neoclásico caracteriza la forma artística de San Vicenzo de Burres y de Santa Locaia de Branzá.
Las más antiguas son las iglesias de San Pedro de Mella, levantada en el siglo XIII y perteneciente al románico rural, y la de Boente. Santiago de Boente se rehízo en el siglo pasado sobre la edificación levantada en el XII y de la que se conservan aún dos capiteles incrustados en el exterior del muro de la cabecera. En el exterior tiene tres relojes, dos de ellos mecánicos realizados en cerámica y un tercero de sol.

Patrimonio civil

La huella jacobea se aprecia de forma clara en Ribadiso. Lo que había sido un hospital de peregrinos se restauró para habilitarlo ahora como albergue y en la misma aldea sigue en pie un puente romano, construído en el siglo XII, compuesto por un único arco de medio punto y realizado en cantería de granito.

En el territorio arzuano abundan también las casas grandes, como la casa fuerte de Orxal (siglo XVII) en Calvos de Sobrecamiño, y los pazos. Uno de los mejor conservados es el de Brandeso (1554), donde Ramón María del Valle Inclán situó su romance entre Concha y Brandomín, en la novela Sonata de otoño.

El visitante puede conocer también los pazos de Outeiro (en Boente), de Santo Estevo do Campo (en Campo), de Sedor (en Castañeda) hoy habilitado como hostal de turismo rural, el pazo de Castañeda, el de Magulán (en Lema), el de Ardáns (en Pantiñobre) o el pazo de Rosende (en Calvos de Sobrecamiño).


En cuanto a casas grandes, las más importantes que se conservan, algunas de ellas como casas de turismo rural, son las da Rectoral (en Branzá), Remesil (en Dombodán), la casa grande de Figueiroa, la de Maroxo (en el lugar homónimo), la del Solar de Riba y la de Fondevila (en Pantiñobre), la de Bascuas (en Rendal) o la de Cabana (en Viladavil).